MICRO-RELATOS (8) INCESTO
Su mamá había enviudado muy joven, y él también
lo era cuando su papá murió. La viuda era bella, pero se la pasaba
inconsolable, pues no podía romper la promesa de no amar a otro hombre sino a
su difunto y recordado esposo. Pero Yokasta, todos los días observaba su cuerpo
hermoso en el espejo de su cuarto. Le angustiaba como poco a poco se iba
marchitando. Pero a pesar de todo aún provocaba miradas morbosas a su
alrededor. Un día entró él como acostumbraba a la habitación de su mamá, y la
vio desnuda, tendida en su lecho matrimonial, con todo su esplendoroso sexo. Le
causó curiosidad y se acercó. Ella estaba embriagada, sus ojos lagrimeaban
lujuriosos. Lo agarró sorpresivamente y lo llevó hacia su torso ardiente, acariciándolo incesantemente entre sus partes. Tomó su órgano e imaginó que
estaba con su esposo y le hizo el amor segura de no haber roto su promesa. Al
final, se dio cuenta de su locura y sin pensarlo lo arrojó al piso sin compasión gritándole
desesperada: “¡Perro! ¡Vete al patio y no entres más en mi vientre!”
ALÍ HERNÁNDEZ ABRAHAN
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