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sábado, 4 de julio de 2015

Parte 6 "Alienígenas contemporáneos"

          Más de un año he abandonado  a mi blog, este capítulo lo comencé hacía ya tiempo y no pude continuarlo por múltiples razones que no vienen al caso contar aquí. Solo les puedo pedir su indulgencia ante tal descuido, muchas personas me reclamaron esa paralización, pues estaban pendientes del desenlace.

Como les he indicado muchas veces, estos acontecimientos sucedieron hace muchísimos años en los  70, por lo cual no es fácil rememorarlos, pero por alguna circunstancia los mismos han venido a mi memoria sin demora y de nuevo me han inducido a su narración. Gracias por su paciencia. Recontinuemos entonces:

El reloj marcaba las 5 de la mañana, Raúl parecía estar de lo más despierto. Aunque el relato comenzaba a intrigarme, me pareció demasiado fantástico para creerlo.

´-Raúl- le dije serio:
-Tú crees de verdad en ese cuento, es muy ficticio para mi gusto, te lo digo, creo que jugaron con tu ingenuidad.-

Raúl me miró con su entrecejo muy arrugado, como que no le gustó mi comentario, enseguida se paró como resorte y me contestó:
 -Bueno chico, la persona que me lo contó es de mi entera confianza, y si voy para allá es precisamente porque quiero constatar la veracidad de la historia, de manera pues, que si no te gusta me lo avisas y me voy a acostar- dijo ya un poco alterado.

Me di cuenta que había metido la pata, y de inmediato quise enmendar mi error.

-No, de ninguna manera, solo quería estar seguro. ¿quieres un cafecito?- terminé con esperanza que se contentara y me dijera que sí.

-Bueno, está bien ,pero como te dije anteriormente, mi deseo es verlo con mis propios ojos, puesto que mi amigo me dijo muchísimas veces que si no le creía, fuese a visitarlos, y eso es lo que voy hacer-  chasqueó la última palabra y se sentó de nuevo.



La figura de un hombre comenzó a deslumbrarse, poco a poco, la imagen se iba haciendo más real, un halo de luz azulada rodeaba el espectro del cuerpo, su rostro era fino, exquisito, perfectamente perfecto, su mirada profunda, intensa pero al a vez serena, su traje ajustado, como si fuera parte de su piel, de color plateado como aluminio, su estatura aproximada era de 1,90 mts.

Sin duda alguna era un hombre, pero de aspecto celestial,  por no decir que lo era.

Señora, Ud. y su familia han sido escogidos para llevar a cabo una misión que resultará en beneficio para la Humanidad terrestre.

Pero ¿por qué nosotros?- preguntó angustiada la señora.

Las razones las sabrán a su tiempo, sus hijos tiene condiciones especiales que les permitirán recibir nuestras informaciones telepáticas, además que podrán visualizarnos a través de su "tercer ojo", por lo cual gozan de una gran ventaja que pocos humanos poseen.

La señora Patricia no llegaba entender del todo aquellas palabras, seguía aturdida por toda esa información inesperada.

Los morochos en cambio parecían alegres, cómodos e interesados por aquel ser tan fascinante que acaparaba toda su atención.

-"Mi nombre humano es Misiel, y estaré encargado de su protección, por lo cual no deben preocuparse, los niños comenzarán a recibir inmediatamente la información con las instrucciones necesarias para que puedan actuar sin demora.
Acepten con fe lo que sus hijos les digan, puesto que sus palabras son nuestras palabras-.

-Que el Amor y la Paz estén siempre presentes en sus vidas"- con estas últimas palabras el Ser fue difuminando su figura brillante hasta desaparecer ante sus ojos sin dejar rastros de su presencia.
 Aleta y Arturo instintivamente movieron sus manos para despedirlo.

A su madre le entró a su cuerpo un ligero escalofrío, pensaba en lo inescrutable que era el destino de su familia y si podían evitarlo.