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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Parte 1: Otra historia extraña...¡ Pero real !




Aproximarme en el tiempo cuando ocurrió lo que les voy a relatar, para mí es un poco difícil, pero puedo decirles que fue aproximadamente unos 40 años, de esta historia no soy protagonista, la escuché por primera vez de la boca de mi apreciado primo Raúl, quien por esos días, si mal no recuerdo, eran decembrinos, nos visitaba y se quedaba hospedado en mi casa. El motivo de su permanencia en Barquisimeto era motivado a que se nos casaba una prima en común, para ser más exactos prima segunda de él y prima tercera mía, Laura, quien nos había honrado a ambos como parte de su "escolta" de  boda. Lo cierto es que Raulito, como le decíamos entonces, estuvo de paso por estos lares para cumplir con el requerimiento familiar de acompañar en el cortejo a nuestra simpática y bella prima. Ambos nos preparamos temprano para estar a tiempo en la Iglesia, con el traje de smoking ajustado a nuestros jóvenes cuerpos, dispuestos a derrochar "simpatía" entre las doncellas asistentes. En aquél tiempo cuando éramos jóvenes y ricos y no lo sabíamos.

El matrimonio transcurrió estupendamente, entre la caña dorada escocesa y los tequeños de abundante queso. Raúl no quería trasnocharse porque quería salir temprano hacia su verdadero motivo del viaje, un pueblo escondido de los Andes venezolanos llamado Laguneta de Trujillo. Cansados ya de bailar y tomar, nos retiramos a nuestra casa para descansar, en el camino Raúl me confiesa el porqué iba a pasar un 24 de diciembre en tan  alejado caserío.

Antes de empezar a contarles lo que él me relató esa noche, quiero decirles que Raúl es una persona a quien siempre respeté y admiré por ser siempre leal a sus ideales, correcto como amigo y además lo catalogaría como muy confiable, es decir, digno de toda mi credibilidad.

Muy confortables, ya empijamados , sentados en la alfombra mullida del cuarto, disfrutando del frío decembrino de aquella época, comenzó a decirme el motivo de su viaje a tan distantes parajes.

-Alí - me dijo con cara  seria-.
-Lo que te voy a contar es cierto, la persona que me motivó a este viaje es de mi total confianza, y por eso me atreví a viajar en esta época, para experimentar algo totalmente nuevo, creo que cae en lo casi fantástico, pero por las evidencias que después constaté son aparentemente verdad.- terminó de hablarme con un tono interesante y algo misterioso.
Sus palabras me dejaron pensativo, por mi mente pasaba: "este es otro que viene a vacilarme, por lo de los extraterrestres".
Enseguida lo animé a que siguiera el cuento, me acomodé mejor y prendí un cigarrillo para amenizar la conversación.

Bueno, resulta que hace meses una familia en Maracaibo, a quienes llamaremos la familia Diaz, constituída por el Dr. Diaz, abogado, político y miembro del partido de gobierno de ese entonces, su esposa a quien llamaremos Patricia y sus dos hijos morochos, pero hembra y varón, quienes llamaremos Aleta y Arturo, vivían felices en su hermosa quinta en una lujosa urbanización de la ciudad, los niños tenían aproximadamente unos 9 años de edad, y ellos entre los 35 y 40 años.

La madre de los chicos se dedicaba íntegramente a ser ama de casa, esposa integral, madre dedicada al cuidado de sus hijos y su hogar. Estos niños además de ser hermosos, eran muy inteligentes, excelentes alumnos, nunca daban guerra para nada.
Un buen día, recién llegaban de su colegio, se encontraban en la sala de su casa cuando de repente vieron una figura fantasmal que se dirigía hacia ellos, los niños se aterrorizaron y salieron gritando hacia su madre.

-Mamá, gritaron a dúo mientras corrían despavoridos hacia la cocina donde se encontraba su madre.
-¡Qué pasó! dijo angustiada mientras veía a sus hijos con las caras pálidas y la boca abierta.

¡Mami un fantasma horrible sin cabeza nos seguía para comernos! dijeron los dos con voz temblorosa y angustiada.

La madre volvió su mirada hacia la sala y casi se desmaya cuando observa que un adorno de porcelana "volaba" por la casa como si bailara un  vals tocuyano.

-Hijos, salgamos pronto de la casa- gritó desaforadamente,
y agarrándolos bruscamente se los llevó a toda carrera hacia la calle por la puerta de servicio, la cual casi tumban en su alocada carrera.

Cuando salen atropellan por no verlo al Dr. Díaz, que en ese momento llegaba.
-!Carajo¡ !Qué pasa¡-  dijo molesto por el susto de tan repentino encuentro.

!Mi amor en la casa hay fantasmas¡ le contestó con su mirada nerviosa y agitada.

!No me vengas con vainas, nojoda¡ dijo en lenguaje al cual no estaba acostumbrado.
-Si, Papi, era muy feo, !parecido al de la película de la otra noche¡ ! Te acuerdas ¡

-Que fantasmas ni que fantasmas, seguro que es alguien que los está vacilando, ahorita voy pa'dentro, dijo molesto y decidido. -Vengan, aquí no hay un coño. Vean pues, les repito aquí no hay nada, ni fantasmitas ni gasparines. !Qué molleja¡

Afuera, sin atreverse a entrar, niños y madre aún temblaban. Por ahora no entraran....todo era extraño...pero muy real......