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lunes, 20 de abril de 2009

Capítulo 10 Hugo Blanco ...más allá de una Canción





La mañana era clara y despejada. Barquisimeto amanecía con toda su frescura de pueblo y desde mi ventana avistaba parte del Valle del Turbio y la imponente montaña de Terepaima. Habían pasado unas semanas desde que tuve la extraña experiencia de las "sombras" parlanchinas, por llamarlas de alguna manera. Después de aquellos sucesos seguí asistiendo a las reuniones convocadas por los grupos de meditación liderados por el grupo Atlas y Victoriano. Eduar el medium del grupo, comenzaba a comunicar mensajes en donde probablemente "Los Hermanos Mayores" estaban interesados en realizar un contacto de tercer tipo con los grupos de meditación por lo cual, tendríamos que iniciar nuestra preparación para tan importante acontecimiento.
El viaje a Caracas a la casa del afamado compositor Hugo Blanco era parte de ese entrenamiento
por el que teníamos que pasar "Los escogidos" por ellos.


Me alisté y tomé mi maletín que había preparado la noche anterior con lo necesario para pasar los dos escasos días que permanecería en la ciudad que Pérez Bonalde llamó "Odalisca al pie del Sultán, enamorada," refiriéndose al imponente cerro el Ávila que sobresale majestuoso impregnando de energía a todos los habitantes que lo admiran. !Qué hermosos e inolvidables recuerdos tengo de esa ciudad a la que añoro por ser parte de ese pedazo de alma mía que quedó en ella para siempre¡.
Álvaro llegó en su "Pepita",sobrenombre que le daban a su vieja camioneta ranchera Ford Fairlane. Tocó su singular corneta, la cual me hizo sobresaltar, despertándome de mis dulces añoranzas.
El viaje fue sin novedad, nos paramos en Valencia a visitar los campos de Golf del Guataparo golf Club, que para aquella época estaban casi estrenándolos, y a Álvaro le picaban las manos para golpear sus "hierros" en semejante escenario. Estuvimos poco tiempo y seguimos la marcha, sin prisa pero sin pausa.
LLegaríamos directo a l Hotel Macuto Sheraton, en donde nos estaban esperando mis primas Alicia y Rosalba con sus respectivos novios, para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, no recuerdo de quien exactamente. El asunto es que yo no quería tomar alcohol, puesto que la reunión de meditación iba a ser a las 6.30 pm y no podía llegar al sitio oliendo a "caña".
De manera que me conformé con unos sabrosos jugos de tomate condimentados con orégano, limón y pimienta negra, bien fríos. En cambio mi querido primo Álvaro ópto por ingerir un coktel llamado "La bomba" que era de cerveza y whisky, podrán imaginarse lo "alegre" que se puso.
Allí estuvimos pasadas las 6.30, porque Álvaro no quería ya llevarme a la reunión, casi que lo mato, pero al fin accedió y salimos rápidamente hacia Caracas.
No tuvimos muchos problemas en encontar la dirección, y la verdad que me sorprendió, puesto que mi primo estaba como hipnotizado. Me acuerdo que la casa estaba en o cerca de la Urb. Montalbán, llegamos a la quinta que era de una sola planta, con un jardín delantero en donde se apreciaba una grama bien cuidada. El nombre de la quinta: "Moliendo Café", eso sí que se me grabó. Tocamos la puerta y nos abrió una señora que nos preguntó de dónde veníamos, inmediatamente le expliqué y nos hizo pasar hacia el fondo de la casa, caminamos por un largo pasillo y llegamos a un hermoso jardín en cuyo centro estaba una exótica fuente que borbotaba agua sin cesar, irradiando con su sonido un clima de sosegada paz y armonía. La única nota discordante era el tambaleante primo que sudaba su olor "etílico" desenmáscarandolo ante todas las personas que se encontraban sentadas alrededor de la fuente. Me dio vergüenza, pues sus miradas eran de reproche, no sé si por la tardanza o por el borracho de mi primo. Inmediatamente Álvaro se sentó en la primera silla que encontró e hizo un esfuerzo gigantesco para guardar la correcta compostura, yo caminé lentamente mientras oteaba los rostros presentes buscando caras conocidas, distraído no me fijé que me venía siguiendo alguien que me tomó por un brazo sorpresivamente, me volteé y !oh sorpresa¡ Hugo Blanco en persona, vestido de blanco con una camisa guayabera manga larga, pantalones de lino blanco y zapatos que hacían juego, más o menos de mi estatura, me dio un apretón de manos y me dió la bienvenida, !Bueno ya estamos completos¡ exclamó. Me acompañó hacia donde estaba Victoriano y los de Barquisimeto, puesto que entre los asistentes habían personas de Valencia y Maracay, según tenía entendido.
Hugo Blanco, para aquella época vivía semi-retirado del ambiente farandulero, y nos explicó con detalles las razones de aquel retiro. Nos dijo que a él lo habían contactado Los "hermanos mayores"para iniciar una misión que tenía que ver con la sanación de las personas. Todos los presentes estábamos ensimismados con los relatos de sus experiencias esotéricas, las cuales me abstengo a repetirlas por respeto al compositor, pero creo que el contó algunas en un reportaje que le hicieron en una revista venezolana dedicada a la farándula.
Entre muchas cosas que nos habló, nos dijo que en ese momento estaba una nave nodriza sobre nosotros y que los alienígenas estaban mandándoles pensamientos para escoger entre los presentes a las personas que se les iba a instruir y capacitar para la sanación con la imposición de manos.
Hugo Blanco se acercó a la fuente de agua y con ademanes que hacía con las manos, parecía recoger del aire una energía positiva que según él emana del agua en movimiento, realizaba una especie de baño de energía que debía cubrir todo su cuerpo. Cumplida su "purificación" y "energetización positiva" empezó a caminar hacia las personas que estábamos sentadas.
Con la mano extendida y la palma sobre las cabezas de las personas comenzó a caminar por detrás de nosotros que nos encontrábamos sentados con los ojos cerrados, siguiendo las instrucciones que él nos había impartido. Iba diciendo si la persona sería escogida o no. Cuando llegó a mí, se detuvo más de lo normal. Y me dijo: tú has sido escogido. Ahora cuando termine me acompañarás a mi estudio. Yo, sorprendido, asentí con la cabeza, y entrándome un temor desconocido lo seguí con mi vista hasta que terminó de pasarle la manos a todos. Se volteó, me miró e hizo un ademán para que lo siguiera.
Me levanté como un resorte y caminé presuroso tras él. Entramos en su sala de estudio, que era muy amplia y alfombrada de rojo si no recuerdo mal. Allí estaban una serie de instrumentos musicales y equipos de sonido y audio. Todo ordenado y limpio. Me dijo: "siéntate aquí" señalándome una butaca de cuero. Él tomó otra que se encontraba cerca y la acercó hacia la mía, colocándola frente de mí. Se colocó la mano en el mentón como pensando que algo faltaba. Se volteó rápidamente y se dirigió al suiche de la luz y lo apagó. De repente la oscuridad del cuarto me sorprendió, una luz del exterior se colaba entre las cortinas por lo que podía verle el rostro o mejor dicho la silueta de Hugo. Se sentó y me dijo: "Ellos quieren hablarte". ¿Ellos? dije haciéndome el sorprendido, como para que me explicara mejor el asunto. Sí, los "Hermanos Mayores" . "Concéntrate", me ordenó secamente. "Debes ver una especie de túnel". Su voz comenzó a alejarse. Me concentré como había aprendido en las meditaciones que practicaba. La voz era casi inaudible. Débil. Distante. La luz en el entrecejo comenzó a aparecer. Pero no era blanca como la de la primera vez. Era azulada, hermosa, radiante, comenzaba a tomar toda mi frente. Me mareaba su resplandor. Me pareció ver una silueta de un hombre al final del Túnel.
Me hacía señas que lo siguiera. me entró temor.Me pareció que no regresaría. Abrí los ojos repentinamente y Hugo me observaba. "¿Lo viste?" me dijo tranquilo y con una leve sonrisa en sus labios. "Creo que sí", le contesté un poco dudoso. ¿Tienes algún mensaje que darme? me preguntó abriendo los ojos un poco más mientras buscaba para prender de nuevo la luz del estudio. La claridad inundó la sala obligándome a cerrar de nuevo los ojos mientras me acostumbraba de nuevo a verla. Me levanté y salí hacia el jardín un poco confundido con la experiencia que había vivido. Alvaro me increpó. ¡Epa pana! ¿Y entonces? Tenías una hora metido allí, me dijo en tono de reclamo. ¿Cómo que una hora? apenas unos 15 minutos le dije mientras me dirigía a mi silla. !Qué riñones tienes tú¡ me volvió a decir, !te tardastes que jode¡ me volvió a replicar. cerca estaba Hugo que me miraba sonriente y asentía con su cabeza, confirmando lo de mi primo. Allí me confundí más. El tiempo para mí fue muy corto.¿?
!Bueno señores¡ Mañana los espero a las 5 de la mañana en el Parque del Este, !no falten¡ Los Hermanos nos van a trasmitir una energía especial para que podamos sanar con la imposición de manos.
Nos agradeció a todos la presencia en su casa. Se fue despidiendo uno a uno. Cuando llegó mi turno me estrechó fuertemente la mano y me dijo "Te espero". Solo acerté a mover mi cabeza en señal de afirmación y nos fuimos.
Álvaro enfiló la camioneta hacia Cumbres de Curumo, nos quedaríamos a dormir en casa del Tío Oswaldo. En el camino le conté a Álvaro lo acontecido en el estudio, pero parecía no prestarme atención. Iba más dormido que despierto. Le dije lo del encuentro a las 5 de la mañana en el parque del este. Solo logré sacarle un :"Ummjú". Que traduje como "sí" (Qué iluso soy).
A las cuatro me desperté y comencé a llamar a mi primo hasta que al fin logré despertarlo. Me dijo sin ni siquiera verme y sacando las llaves de la camioneta, no sé de donde, exclamó: "!LLévate la camioneta, yo tengo mucho sueño¡". "Pero Álvaro", le dije un poco molesto, vinimos fue a esto, no a dormir, además no pretenderás que yo maneje esa camioneta aquí en Caracas si ni siquiera sé llegar al parque del este. Un silencio absurdo. Otra vez alguien me impide completar mis experiencias. Álvarito ¡me la debes!