Después de una larga pausa, en la cual me dediqué a recordar con detalles todo lo relacionado con esta historia extraña pero real, trataba de ubicar bien en el tiempo cada espacio del relato, puesto que las fuentes de información del mismo, eran tres; la primera fue la de mi primo Raúl, la segunda muchos años después, diría, como unos 15 años, de otra persona que me llevó a una tercera, que conoció a los protagonistas, muchos años transcurridos los sucesos que ahora les cuento. Como podrán apreciar la cuestión no era nada fácil, ya que cada quien aportó datos que tendría, obligatoriamente, que ordenar y darles necesariamente un estilo narrativo lo más sencillo posible, pero ciertamente interesante. Con el permiso de Ustedes, prosiguiré la historia.
La Sra Patricia prepara de nuevo a sus hijos, -Le diremos a Papi que de nuevo ocurrieron cosas extrañas en la casa- por un momento se quedó pensativa y dijo:- Ojalá y ocurriera algo cuando él esté aquí, así me quitaría esa responsabilidad y terminaríamos con todo esto para ver que hacemos...-
El reloj marcó las seis, dentro de pocos minutos el Dr. Diaz atravesaría la puerta principal de su casa, los niños estaba en su alcoba jugando, la Sra Patricia en la cocina dándole los últimos retoques a la cena.
-Mi amor ya llegué- se oyó la voz socarrona del Dr. que apresuraba sus pasos hacia la cocina donde siempre estaba su abnegada esposa,.- Mi cielo ¿que hay de comer? - preguntó mientras se servía un vaso con hielo para tomarse un trago de licor antes de comer- .-Plátanos horneados con queso como a tí te gustan mi amor- contestó solicita su esposa.- Espera que voy a subir a llamar a los niños para que bajen a cenar- le dijo mientras se retiraba hacia el segundo piso de la casa dejando a su marido solo por unos instantes. El Dr. Díaz se relajó en su silla acomodándose y dispuesto a disfrutar de su plato favorito cuando de repente sintió que alguien estaba a sus espaldas resoplando su cuello, volteó rápidamente y vió algo sumamente espantoso, un cuerpo sin cabeza que sostenía en su mano derecha lo que parecía ser precisamente la parte que le faltaba cuyo rostro horripilante le hablaba diciéndole: ¿Ahora crees grandulón? . El Dr Diaz quedó paralizado, sus ojos estaban desorbitados, su mente no terminaba de procesar semejante aparición, cuando al fín logró balbucear : -Miii amorrrr.............me oriné!!, acto seguido se desmayó cayendo sobre la mesa como un fardo pesado y viejo, tumbando los platos y cubiertos que estaban a su alcance. El alboroto hizo que su esposa y los niños bajaran apresuradamente a ver que ocurría, se asustaron cuando vieron a al Dr. tendido sobre la mesa.
Ya restablecido y sentado en el sofá de la sala, el Dr. Díaz permanecía callado...mudo...como aislado del mundo...profundamente pensativo.....recordando...buscando en su memoria. Su familia lo observaba...esperando, ligando que no se le hubiera olvidado lo que le había ocurrido, querían saber si pasó lo que ellos temían...el espanto apareció!
El reloj marcó las seis, dentro de pocos minutos el Dr. Diaz atravesaría la puerta principal de su casa, los niños estaba en su alcoba jugando, la Sra Patricia en la cocina dándole los últimos retoques a la cena.
-Mi amor ya llegué- se oyó la voz socarrona del Dr. que apresuraba sus pasos hacia la cocina donde siempre estaba su abnegada esposa,.- Mi cielo ¿que hay de comer? - preguntó mientras se servía un vaso con hielo para tomarse un trago de licor antes de comer- .-Plátanos horneados con queso como a tí te gustan mi amor- contestó solicita su esposa.- Espera que voy a subir a llamar a los niños para que bajen a cenar- le dijo mientras se retiraba hacia el segundo piso de la casa dejando a su marido solo por unos instantes. El Dr. Díaz se relajó en su silla acomodándose y dispuesto a disfrutar de su plato favorito cuando de repente sintió que alguien estaba a sus espaldas resoplando su cuello, volteó rápidamente y vió algo sumamente espantoso, un cuerpo sin cabeza que sostenía en su mano derecha lo que parecía ser precisamente la parte que le faltaba cuyo rostro horripilante le hablaba diciéndole: ¿Ahora crees grandulón? . El Dr Diaz quedó paralizado, sus ojos estaban desorbitados, su mente no terminaba de procesar semejante aparición, cuando al fín logró balbucear : -Miii amorrrr.............me oriné!!, acto seguido se desmayó cayendo sobre la mesa como un fardo pesado y viejo, tumbando los platos y cubiertos que estaban a su alcance. El alboroto hizo que su esposa y los niños bajaran apresuradamente a ver que ocurría, se asustaron cuando vieron a al Dr. tendido sobre la mesa.
Ya restablecido y sentado en el sofá de la sala, el Dr. Díaz permanecía callado...mudo...como aislado del mundo...profundamente pensativo.....recordando...buscando en su memoria. Su familia lo observaba...esperando, ligando que no se le hubiera olvidado lo que le había ocurrido, querían saber si pasó lo que ellos temían...el espanto apareció!