N° de visitas a este blog

miércoles, 14 de diciembre de 2016

El Ave y la Burbuja !


Existen lagos,
existen estrellas
 y existes tú


Fuiste ave de grandes alas 
que volabas airosa sobre el bosque,
en tu pico llevabas la rama de ternura,
ahora eres burbuja delicada del riachuelo.
que espera que la tímida brisa la toque.
para ser libre de nada.







 Porque así como eres brisa,
serás espuma y burbuja,
y volverás anidar 
mezclándote sutílmente
con las aguas claras 
del solitario riachuelo,
que te espera para abrazarte 
con  sus brazos cristalinos,
y hacerte sentir prisionera de su amor,
con la celda de su débil  cáscara
que es burbuja.








                                                     Vuelve a ser ave y escapa
                                                      hacia los cielos pequeña espuma,
                                                      porque seré yo el viento que te arrastre
y te lleve sin lamento
hacia el infinito firmamento de mi amor.









                                        Seré yo el Sol  que ilumine
 tu vuelo perdido
                                    para así no entristecerte
       y quedarme en el olvido.












Vuela pequeña ave, ! hazlo con fuerza¡
porque la brisa y el aire escapada de la espuma,
te envolverá en su melancolía,
y te pedirá que te quedes
para no morir de agonía.

                                                                Toma pequeña ave de sus aguas,
                                                                       la rama perdida de amor
                                                                     que otra  dejó  pensativa
                                                                      en su amarga despedida



Autor: Alí Hernández Abrahan  (Poemario: Sentimientos Mozos, publicado por la facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Yacambú. Cabudare 1999)

martes, 8 de noviembre de 2016

"AMOR ENTRE DIENTES " (Continuación)







Mi boca temblaba y se acercaba a sus labios carnosos y provocativos, cuando ella sonrío complacida y pude apreciar sin desperdicio la totalidad de su dentadura, de manera frontal sin anestesia vi la cosa más fea jamás pensada, ¡Le faltaba el diente incisivo izquierdo! , cosa que nunca imaginé ni habría esperado, que tan hermosa boca abrigara semejante vacío. ¡Coño! De repente ese "pequeño detalle" hizo que mi virilidad huyera despavorida, mi rostro debió mostrar asco o algo parecido, porque Carmen transformó sus ojos al darse cuenta de mi desagrado y cara de terror.

Aprovechó que tenía mi mano entrelazada aún a la suya para aprisionar mis dedos sin compasión, volteándolos con intención malévola de fracturarlos. El dolor provocó en mí un alarido con tonos graves de horror; me miró fijamente, sus ojos ya no resplandecían de belleza, sino de un fuego de odio que calcinó mi alma, enterrando mi amor efímero pero potente y soñado; en fin, quedó hecho cenizas. Por mi mente se entrecruzaban mil pensamientos. Adiós amor de mis amores reina mía que dejaste de quererme, culpable fue tu diente, cuando tenga dinero te llevaré al odontólogo, para que te arregle ese pequeño pero importante detalle. Seguía entre mis pensamientos locos. ¡Qué tristeza, le faltaba un diente y le sobraban gracias!


Al terminar mis reflexiones de despechado, que me habían distraído de la amarga realidad, sentí un ruido tras de mí, al voltearme, estaba Carmen fuera del auto con una piedra en la mano que apenas podía sujetarla bien con sus dedos finos y largos, me la lanzó cual pitcher hacia home, estrellándose en mi "enrejada dentadura" que se abolló dejando salir mi preciado diente incisivo derecho. Aturdido, me asomé al espejo retrovisor, al verme no pude evitar sonreír como tonto, mi boca presentaba el mismo vacío que la de Carmen, así que supuse ya no era un obstáculo para mi amor desdentado.


Escupí el diente roto y arrojé un poco de sangre. Carmen, impávida, me observaba desde afuera, ella me esperaba con otra piedra. Salí del carro y la tomé entre mis brazos. Ella se dejó sin apartar su vista de mi boca. La besé, la volví a besar y mi diente incisivo izquierdo entró en su vacío derecho y su diente incisivo derecho se colocó en mí vacío izquierdo cual pieza de rompecabezas. Henry nos miraba extrañado, y nos dijo: - La verdad que el amor no sabe si lo encuentran a fuerza de pedradas o a ritmo de dentaduras melladas - Nos dejó solos con nuestros besos de "Lego", por fin el sueño de todo adolescente, encontré mi amor desdentado, mi amor compensado,...! mi amor entre dientes¡.

AMOR ENTRE DIENTES..cuento del libro no publicado "Relatos con sabor a menta"de mi autoría


                                                            
Desde que la vi me impresioné, su piel acaramelada, tersa y limpia,  con un cutis  “Camay”, como diría mi abuelita que en paz descanse, era como un papel de regalo fino que envolvía un precioso objeto de arte. Me embelesaba, no dejaba de mirarla. Ella, de reojo, debió sentir la fuerza de mi deseo, se volteó disimuladamente, y apartando sus cabellos lisos y negros, dejó que sus ojos azabaches relumbraran mi vida y de forma explosiva mi corazón se volcó, entrándome una sensación de borrachera agradable que nunca había sentido.

¿Cómo se llamaba? ¿Qué edad tenía?  ¿Tendría novio? ¿Dónde vivía?.

Con mis pensamientos y mis sueños me había olvidado que estaba en clases, en el aula del Profesor Matías, “el loco Matías” para ser más exacto, que con su “Lógica” nos traía de cabezas a todos. Era viernes, y en aquel entonces estudiaba de noche, disque para trabajar en el día, pero lo cierto era que por mi edad  me era difícil conseguir chamba, tener 18 años en esa época no ayudaba mucho, especialmente si eras un bachiller recién graduado que comenzaba su carrera universitaria,
Estudiaba “Administración” porque quería ser un “Gerente de Banco” igual a mi tío el banquero, que se la paseaba rumbeando con chicas lindas, y siempre soltero. ¡Ah! ¡Cómo lo envidiaba! .

De pronto, alguien me empujó para que apurara mi paso y saliera rápido del salón. Me volteé y vi a Carmen, la mujer de mis sueños,  se sonrío, dibujando una línea sutil en su espectacular rostro, su boca lucía provocativa por sus labios ligeramente carnosos, eran perfectamente armónicos a su perfilada, pequeña y respingada nariz, la cual desdecía de su tipo mulato.
La verdad era que su estampa resultaba maravillosa. Aún no había escuchado su voz. Me detuve en seco, y con gesto galante la invité a que se adelantara.

 Y me dijo: -Gracias guapo-

Quedé aturdido; su voz encantadora hacía eco en mis tímpanos, endulzando mi alma, dejándome expeler un suspiro largo y sentencioso, que transmitía un sentir  leve, como quejido erótico, como si hubiese tenido el orgasmo más largo de mis cortos años de adolescencia.

Bueno, como dije antes era viernes en la noche.  Los muchachos de la clase organizaban en el estacionamiento de la universidad una “rumba”, irían al Hotel Vargas, allí acostumbraban a presentar espectáculos en vivo los fines de semana en el área del bar restaurant. El Hotel era “dos estrellas”, siendo uno de los sitios más económicos de la ciudad, en donde los estudiantes pobres como nosotros podíamos libar unas cuantas cervecitas y no salir “estrellados”.

Vi a Carmen entusiasmada, parecía que se uniría al bonche con nosotros. Hecho el tonto me arrimé hacia donde se encontraba ella y le brindé la mejor  de mis sonrisas “enlatadas”, porque tenía “frenillos de ortodoncia” en aquellos tiempos que parecían pura hojalata que brillaban intermitentemente con las luces de los automóviles que pasaban ocasionalmente por el estacionamiento, de manera que parecía un faro de playa.

Ella me observó detenidamente, hurgándome con su mirada lasciva, haciéndome sentir desnudo, provocándome un rubor de niño inocente. Tal actitud me cohibió. La verdad es que nunca me había encontrado en una situación semejante con una chica que me gustara tanto; desde que tenía diez y siete años siempre “atacaba” a muchachas que sentimentalmente no habían despertado nada especial en mí, intenté acostarme con muchas, pero siempre sucedía algo que lo echaba todo a perder.

Ahora sentía un miedo placentero, estaba realmente asustado, pero la adrenalina que corría por mi sangre me decía que pidiera más, más de esa mirada y de esa mujer cuyo rostro me fascinaba.
Aún no me había detenido a detallar su cuerpo, cuando se alejó  aprecié su figura, bien tallada, con una cintura hermosa, cómoda, como para tomarla de un brinco y llevármela raptada. Luego observé su trasero, ¡Qué lindo! ¡Qué perfecto! ¡Qué singular!, ni Jennifer López tendría uno como ese, era verdaderamente espectacular. Sus piernas, a través de su pantalón ajustado, se apreciaban bien torneadas, de buen grosor y tamaño.

Me apuré para alcanzarla  y preguntarle si cabría en el carro en donde ella se iría y me contestó con cierto dejo de picardía:

-¡Claro chico!, así me das un poco de calor porque tengo frío-

Sin pensarlo dos veces me adelanté para abrirle la puerta del automóvil, un Ford rojo cuya marca no recuerdo, pero del cual no olvido su amplio y cómodo asiento trasero, mullido en semi-cuero negro. La invité con gesto de actor de cine, a que se acomodara en él. Me metí rápidamente, colocándome muy cerca de ella, apurruñado como decimos por estos lares, es decir, estrechándome a su cuerpo de diosa.


De inmediato sentí un placer enorme, su calor corporal era eróticamente excitante, mi virilidad no tardó en reclamar su euforia, el carro se desplazaba suavemente, mi amigo Henry, quien conducía, nos espiaba a ratos por  el espejo retrovisor sonriéndo pícaramente.

Fui poco a poco acercando mi mano a la suya y rocé sus dedos largos y finos con miedo a ser rechazado por apresurado o atrevido. Entrelacé mi mano con la de ella, inmediatamente volteó su rostro angelical y vi sus hermosos ojazos negros que brillaban de lujuria pura, mi corazón latía tan fuerte que me aturdía de manera extraña, pensaba, ¡Al fin se me dio!


(continuará) es decir To be continued

lunes, 9 de mayo de 2016

La Vida...es así!

No sé niño nacido
no sé niño que naces
ni sabré pequeño infante, 
en que remoto pasado,
has sido concebido.



Oye tú, joven talante,
oye tú, adolescente mente,
en que futuro barco
vas navegando hasta perderte.

Mira adulto serio,
ve lo que tú quisieras,
mira el mundo que forjaste
y que no tuvo valor
para cambiarte!









Ahora sonríe viejo senil,
por la juventud que abandonaste,
esperas rozagante,
que un amor nuevo
te levante!






Escucha anciano misterioso,
que acosas la vida misma,

cuando ves tu historia insólita
con su recompensa lista,
para morir goloso
y lleno de risa
al compás de tus recuerdos
entre dichas y desdichas.



Alí Hernández Abrahan

miércoles, 23 de marzo de 2016

CAPÍTULO SIN FIN: UNA EXTRAÑA REALIDAD PARA UN FINAL QUE PENSAR...!

La historia se complica, A partir de la aparición fantástica del Comandante Misiel, los gemelos comienzan a cambiar su comportamiento, se vuelven impredecibles, meditabundos  y con un grado de inteligencia que los destacaba de los demás niños.

Pronto comenzaron a escribirles mensajes a sus padres para que se prepararan para un cambio de vida necesario, pues la familia había sido escogida para reconstruir a la Humanidad, junto con otras miles de personas que estaban siendo entrenadas en diversos y remotos lugares de este planeta. Los niños dibujaron un mapa con coordenadas sobre un sitio ubicado cerca de una gran laguna, y le insistieron a sus padres que allí deberían vivir para prepararse bien según le indicaban sus amigos galácticos.

A las pocas semanas de estos acontecimientos, la familia Diaz se encontraba excitada y abrumada por los mensajes que transmitían Arturo y Aleta, el compadre Miguel los había acompañado en todo momento, apoyándolos. Los niños daban muestras de tener "poderes" telepáticos, y de cierta videncia que era asombrosa para todos,

Un día se apareció intempestivamente el Dr. Diaz a su casa, sorprendiendo a su esposa Patricia, para decirle que un amigo de él, a quien no veía desde hacía años le estaba ofreciendo en venta una granjita que tenía en Trujillo, en un lugar llamado Laguneta de Trujillo. Le mostró los planos que le había llevado y algunas fotografías del sitio.

Patricia al verlas las reconoció inmediatamente, puesto que eran iguales a los dibujos que habían hecho los niños y que le insistían al padre que era el lugar donde tenían que vivir.El costo del terreno y de la casita era muy alto para la familia, pero el compadre Miguel les dijo que el se sumaba a la visión de los gemelos y que podía convencer a otros amigos para comprar la propiedad en una especie de cooperativa mercantil.

En fin, todos vendieron sus propiedades y reunieron dinero, no solo para comprar la granja, sino también para tener un capital de trabajo que les permiera arrancar con algún proyecto agricola y poder sustentarse de la misma.

En total fueron cinco las familias que vendieron todo para  iniciar la aventura de sus vidas, que los llevaría a conocer otros aspectos de sus personalidades que ignoraban poseían.


Raúl sabía el cuento hasta allí, por eso estaba fascinado con la misma para constatar él mismo esta historia extraña pero real.

Raúl pasó la Noche Buena y Navidad con la Comunidad de los gemelos. De regreso, volvió a quedarse en mi casa, solo una noche pernoctó en Barquisimeto, tiempo suficiente para oír su relato.

Como era de esperarse, Raúl estaba sumamente emocionado por la corta estadía en Laguneta de Trujillo, y ávido de contarme su experiencia en aquellos parajes andinos, con aquel grupo de personas que le resultaron fascinantes.

 Me contó que la granja estaba ubicada en la cima de un cerro de cierta altura y que el camino para subirlo era estrecho, de tierra y zigzagueante, de curvas cerradas y peligrosas que lindaban a barrancos algo profundos y rocosos. Su amigo lo había  ido a recoger al pueblo de Laguneta en una camioneta pickup  Toyota vieja, adecuada para esos caminos rudos, durante el trayecto hacia la granja contemplaba entusiasmado el paisaje que rodeaba la montaña, puesto que el camino parecía una serpiente que enrollaba a la misma.

Una neblina tenue envolvía la casa de ladrillos coloniales, muy modesta pero acogedora, con un gran patio frontal tipo terraza de piedras enterradas y desgastadas por el tiempo y la lluvia, un musgo rodeaba las esquinas en donde se notaba la humedad del lugar.

Raúl fue recibido por los señores Diaz que fungieron como sus anfitriones, cerca de allí jugaban los gemelos, que  debían tener como 11 años aproximadamente, ( Los Diaz ya tenían como tres años instalados allí, y ya habían pasado como 5 años de los acontecimientos relatados anteriormente).

Al principio Raúl se dedicó a detallar todo el lugar, buscando tal vez alguna pista que le indicara que estaba en el sitio del que le habían hablado. Me contó que dentro de la casa se hallaba como sala principal  un gran espacio sin sillas, con una serie de muebles alrededor como estantes de bibliotecas, pudiendo obsevar un gran aparato de música con sus componentes entre los cuales estaba un reproductor-grabador de cassettes. También pudo ver claramente cientos de cassettes etiquetados colocados ordenadamente como si fueran libros.

Los Diaz le presentaron a todos los miembros de la comunidad, mientras recorrían las instalaciones de la pequeña granja, le contaron como estaban organizados para distribuir las responsabilidades de producción y mantenimiento que tenían que ejecutar todos los días, allí tenían crías de gallinas y pollos, sembradíos de hortalizas, zanahorias, lechugas, etc, algunas ovejas y cabras, suficientes para autoabastecerse y vender al pueblo sus excedentes. Llevaban una vida rural, bucólica y sencilla, muy distinta a la que llevaban en Maracaibo.

Era sorprendente como esas personas abandoran sus vidas profesionales exitosas para seguir a dos niños que eran el canal de comunicación de seres que decían venir de otro sistema estelar y que les prometían llevarlos a su mundo, junto a otras miles de personas, ya que, según ellos, La Tierra estaba a punto de colapsar, es decir, el Fin del Mundo se acercaba.

El Plan Cósmico Divino para la Humanidad era preparar a los elegidos para ser salvados de la destrucción ( esto tendría relación con el Apocalipsis de la Biblia y los 144.000 que Dios escogería para tal fin). Era de suponer, que al mismo tiempo que ellos, otras familias estarían pasando por algo similar a lo de ellos.

En las noches todos se reunían en la gran sala de la casa para "meditar" junto a los gemelos, los cuales caían en una especie de trance espiritual y comenzaban a hablar sobre diferentes tópicos relacionados con el futuro mundo que habitarían y de las cosas que tenían que hacer cada uno de ellos para desarrollar su espíritu y así poder acceder a las naves espaciales cuando llegara el momento. Todas estas sesiones eran cuidadosamente grabadas en los cassettes para escucharlos de nuevo y aprender la lección. Raúl tuvo la opurtunidad de oir una de las grabaciones y le sorprendió el léxico utilizado por los niños y la profundidad con que abordaban los temas espirituales y humanos.

En fin se acercaba la Noche Buena y le tenían preparada una sorpresa a Raúl, esa noche se vestirían todos de blanco e irían a la laguna a la media noche a recibir a los Hermanos Mayores, en un plano astral. Raúl no entedía bien como iba a ser tal cosa, así que entre dudas y un poco de temor los acompañó a aquel ritual que parecía ya habían practicado anteriormente.

Me contó que llegaron cerca de las 11 pm a un sitio muy cercano a la playa de la laguna, esa noche era iluminada por la Luna, el lugar estaba acondicionado para acampar, allí colocaron sillas plegables, una mesa potátil y una parrillera, bajaron cavas con hielo y botellas de vino blanco, vasos de cartón y platos de plástico. Se imaginó que allí iba a ser la cena de Noche Buena. La señora Diaz junto a otra señora se encargaban de los detalles, colocaron velas por todo el lugar e inciensos que apenas se olían, ya que la tenue brisa fría disipaba su perfume alejándolo rápidamente hacia el bosque de pinos circundantes.

El ambiente poco a poco se iba convirtiendo en algo mágico, místico, se respiraba una Paz y armonía con todo lo que los rodeaba. Empezaron a servir el vino blanco a cada quien, inclusive los niños tenía su porción. Los niños invitaron a todos brindar por El CREADOR de todas cosas y pedirle que les brindara todo su Amor.

Raúl me cuenta que hasta ahí, para él todo era normal. De nuevo los niños invitan a que se tomen todo el contenido del vaso de vino para dar comienzo a la meditación transcendental,  todos acataron la invitación sentándose en posición de Loto y colocando los brazos sobre las piernas y juntando los dedos índices y pulgares comenzaron a escuchar el latido de sus corazones emocionados que palpitaban llenos de una extraña sensación de temor y paz.

Raúl cerró sus ojos y sintió muy rápidamente que entraba en un estado somnoliento, dejando de oir los sonidos de la naturaleza que lo rodeaba para desvanecer sus pensamientos y tener la mente en blanco, para él solo pasaron unos minutos cuando instintivamente abrió los ojos y creyó ver a la luz de la luna una nube en forma de platillo que se mantenía flotando sobre la laguna. Miró hacia ambos lados y ya todas las personas estaban de pie señalando con sus manos hacia aquella rara nube que ya se estaba disipando ante ellos por la acción invisible de la brisa andina fría y deliciosa.
Los señores Diaz le explicaron que una nave exploradora estuvo sumergida en la laguna y salió frente a ellos para emanar luces purificadoras a los que estaban presentes. Raúl no sintió nada de eso, pero si llegó a ver la extraña nube. Este episodio, no estaba claro, muy confuso. Raúl no quiso contarme más, creo que fue por la cara que debí haberle puesto de incrédulo.

Al día siguiente, Raúl estuvo entretenido observando a los gemelos, veía su vitalidad, como jugaban y reían, a veces los veía hablando solos y se reían señalando a alguien que él no veía.


Al verlos realizar muchas veces lo mismo, no aguantó la curiosidad y les preguntó porque hacían eso, Arturo, que era el más parlanchín, le explicó que el capitán Misiel se les presentaba en una cuarta dimensión que ellos podían visualizar y oir, de manera que aparentemente estos seres siempre estaban en contactos con ellos.

Otra cosa que me contó fue que en una ocasión hubo un accidente con alguno de ellos, (la verdad no me acuerdo con quien), el asunto fue que tuvieron necesidad de bajar al pueblo, puesto que la persona aparentemente se había fracturado un hueso. Raúl acompañó al chofer, y con ellos iba también Arturo. Según Raúl, el niño advertía piloto antes de que lo vieran o escucharan, cuando venía otro vehículo  para que se orillara lo más posible para no chocar con el mismo, pues la carretera de tierra era muy angosta y serpenteante. Era admirable como lo hacía, Arturo le dio a entender que era el capitán Misiel quien le advertía.

En fin, Raúl se despidió de la comuna de los gemelos, lleno más de preguntas que de respuestas.

Raúl y yo dejamos de vernos, esto sucedió alrededor de los años 75 y 76 , la fecha de referencia es el matrimonio de nuestra prima Laura, pero que yo no me acuerdo exactamente. 

Pasaron los años, y poco contaba yo esos extraños acontecimientos relatados por Raúl, de los cuales no dudaba. 

En el año 85 aproximadamente, ya casado y con dos de mis hijos en existencia, nos encontrábamos mi esposa y yo, reunidos en la casa de mi comadre Sonia, con algunos amigos de ella y otros que conocíamos desde hacía muchos años por estar emparentados conmigo. Allí conversando sobre estos temas conté esta extraña historia, ya habían transcurrido más de 10 años de aquellos sucesos, antes de culminar yo el cuento, uno de los presentes me interrumpe y me dice que ese mismo cuento se lo escuchó a un amigo de él que era mexicano y que en esa época (año 85) regentaba el cafetín-restaurant del Parque Zoológico Bararida de Barquisimeto,
me dijo que su amigo los conocía y eran muy amigos de ellos (los Diaz), al escucharle decir eso me emocionó mucho, ya que de alguna manera iba a tener la oportunidad de corroborar toda la historia y saber más detalles de la misma (este relato lo construí en base a ambas fuentes, Raúl y el mexicano).

A los días siguientes me consiguieron la cita con el mexicano, cuyo nombre no me acuerdo, pero creo se apellidaba Perdomo.
Me fui al Parque Bararida cercana la hora del almuerzo, pensaba invitarlo a comer para que entráramos en confianza y poder conversar con él más libremente. Al llegar al restaurant me encontré con un hombre de unos cuarenta años aproximadamente, de baja estatura, pelo negro lascio, nariz aguileña y rostro típico de azteca. Me saludó muy cordialmente, me revisó rápida  y detalladamente con su mirada inteligente, haciendo un gesto inconsciente de aprobación me invitó a pasar a la cocina del cafetín, me presentó a su esposa venezolana, e intercambiamos algunas informaciones para constatar que estábamos hablando de la misma familia. Me invitó un refresco y nos sentamos en unos tabureticos de madera que se encontraban a la mano.  me dijo que le gustaría conversar conmigo pero sin interrupciones, por lo cual me invitó a su casa en horas de la tarde que ya estaba desocupado y podríamos hablar sin ningún problema en la intimidad de su hogar, además me dijo que quería mostrarme algo.

Por supuesto, a las cinco de la tarde estaba yo en su casa, vivía en la Urbanización  La Concordia, cercana a la Avenida Libertador. El mexicano con su acento característico me invitó a pasar cordialmente a su hogar. Lo primero que percibí fue un fuerte aroma a incienso de canela, observé muchas revistas y libros amontonados en mesitas esquineras, de reojo pude leer algunas portadas y todas eran con temas esotéricos, parapsicología y ovnis. Las paredes decoradas con pinturas relacionadas con los mismos temas, el ambiente era medio bohemio, medio hipie, muy sencillo, pero vistoso.

Me invitó un café negro condimentado con hierbas aromáticas, creo que era yerbabuena y canela, estaba muy sabroso. Me presentó a uno de sus hijos y les comentó a que se debía mi visita, expresando en sus rostro algún desconcierto. Me  senté en una silla de tablillas rústica, decorada con imágenes de aves y flores. Le conté todo lo que Raúl me había contado sobre los gemelos y su familia y cómo por casualidad llegué al conocimiento de su existencia.


El mexicano se me quedó mirando pensativamente, me dijo que todo lo que le había contado era verdad pero me aclaró que él no estuvo durante esos acontecimientos, que él se hizo amigo de la familia cuando regresaron a Maracaibo, entonces me contó su historia.

Me dijo que Los Diaz y sus amigos estuvieron unos años más en la granja, todo iba bien hasta que de repente los gemelos dejaron de tener contactos telepáticos, coincidiendo esto con su transformación a adolescentes, esto comenzó a crear descontento en la comuna, comenzando a abandonarla los amigos, se fueron separadamente en tiempos diferentes, los disgustos y las peleas se fueron haciendo rutinarias, las cosas no iban bien, aparentemente las causas de la debacle y el abandono por parte de los seres dimensionales, tuvo que ver con la desobediencia a las instrucciones y a la falta de disciplina del grupo y de los niños, la situación fue empeorando y ya las demás familias querían vender, puesto que se sentían abandonados y ya no tenía sentido seguir  con esa vida. 

Para hacer el cuento corto, vendieron la granja y repartieron entre las familias el dinero, que por cierto nunca fue recuperado totalmente.

Los Diaz se mudan nuevamente a Maracaibo, y él los conoce porque su esposa es pariente de ellos, se entera de toda la historia y trata de ayudarlos para que comenzaran una vida normal. El asunto es que todos esos problemas conjuntamente con las burlas de sus familias y su mala suerte económica terminó con el matrimonio de Los Diaz, esto afectó severamente a los gemelos, quienes se volvieron drogadictos y alcohólicos, y han tenido sus problemitas policiales.

Me dijo que tenía planificado un viaje próximo a Maracaibo para llevarles algún dinero.
El fin de esta historia es triste, me dice, pero se parece a muchas otras de personas que han sido "contactadas" y al final son abandonadas a su suerte y las promesas de estos seres se desvanecen. Pensé si Raúl sabría el final de este relato.

Después, cuando terminó de hablar el mexicano, hicimos algunas reflexiones en base a nuestras experiencias e investigaciones, concluyendo que el fenómeno existe, pero que sus intenciones son un misterio, nos hizo acordar los muchos relatos de la Biblia en donde los profetas son abandonados por Dios después de haberles prometido algo, como por ejemplo, los 400 años de esclavitud de los israelitas en Egipto período en el cual no tuvieron profetas hasta la llegada de Moisés, el cual no pudo entrar a la tierra prometida. Así podemos leer en las diferentes religiones en donde hay apariciones "angelicales" con alguna promesa Divina que no termina de cumplirse o que estén esperando se cumpla la profesía de los mismos.

La entrevista duró como unas dos horas, cuando ya me despedía, el mexicano me invitó a entrar a un cuarto en donde estaba construyendo (estaba ya prácticamente finalizada) una pirámide de vidrio y madera lo suficientemente grande para que una persona parada pueda estar dentro de ella. Me explicó que el hacía meditación y que había recibido ciertos mensajes, me describió como fue su primer "contacto" y me pareció muy similar a mis experiencias de meditación. En fin, al retirarme del cuarto, ya listo para irme, me agarró por el brazo y me dijo, espérate, y fue rápidamente al comedor y tomó un libro de muchos ejemplares iguales, regresó y extendió su mano derecha para estrecharla con la mía y con la otra me regalaba el libro, cuyo título es "ESDRAS RASIT" ESCRITO SUPUESTAMENTE POR UN ASTRONAUTA DEL PROGRAMA APOLO. En él narra como durante su viaje espacial fue abordado por seres que le transmitieron una serie de mensajes que son publicados en este libro, y que igual a otras personas la comunicación se corta sin explicación lógica. El libro es impreso por la Editorial Orion de México año 1981.

Ya despidiéndome, me dijo, la casualidad no existe en el Universo, Dios Creador tiene un Plan, cada cosa que nos acontece, buena o mala, tiene un objetivo, acercarse más a Él y comprender nuestro papel en su Plan.  Lo más probable es que no nos veamos más, fue un placer conocerlo, le contesté. Seguiremos estudiando e investigando  para conocer mejor a Dios.