En El letargo de la tarde
Un muchacho triste miraba,
En sus ojos se veía que sólo pensaba,
Estaba solo… sin compañía,
Nada más que sus ojos lloraban.
Triste muchacho
Que una vez fuiste amado
Amado y querido,
Él pensaba…¡de repente estoy solo!
¿Dónde está mi amada?
Cambió toda su monotonía.
Aquella linda mucha de voz sutil
Y ojos risueños…lo dejaba.
¡Pobre muchacho! No se quejaba,
Pidió a Dios que se la retornara…
¡Y ella!... ni le
hablaba y lo maltrataba.
Aquel muchacho de triste mirada
Sintió que no la olvidaba,
¡En cambio ella!...lo odiaba.
Una tarde de amargas angustias,
El muchacho pidió que volviera hacia él,
Y ella le dijo…¡No! Tú has cambiado,
No eres el mismo yo hube amado,
Aquel muchacho no comprendía…
No tuvo valor para decirle…
Muchacha graciosa que vistes un día
Mis ojos tristes en agonía,
¿por qué me engañaste?
¡Y me dijiste que siempre serías mía!
Olvida muñeca todo rencor
Si alguna vez amarme quisieras
¡Con un beso de amor siempre te esperaría!
Alí Hernández Abrahan
(Del Poemario “Sentimientos Mozos”. 1999)