“Mi
amor, ¿tú me quieres?- insistía la mujer obsesivamente enamorada. Él la miraba.
“Pero mi vida ¿Por qué me lo preguntas? Le preguntaba angustiado y lleno de
miedo. Los ojos de su amado brillaban, un gesto de asombro se dibujaba en su
cara. “¡Necesito me lo digas mi cielo!”- insistía ella vehementemente. Él se
esforzaba, pero no podía, trataba de complacerla. La amaba tanto que no quería
preocuparla. “¡Dime que me quieres solo a mí!”- le insistía. “Por favor mi
cielo, sácame la daga, Jamás te he sido infiel” dijo resignado. Murió de celos.
Diagnosticó sorprendido el forense.
ALÍ HERNÁNDEZ ABRAHAN
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