MICRO-RELATOS (5) EL CREYENTE
De
vez en cuando lo hacía. Creía en eso. Lo convertía en un hombre respetable. Esa
espera lo fastidiaba, pero se las arreglaba para entretenerse. Pensaba que era
necesario. Así se ganaba la simpatía de su mujer. Mientras, a su mente acudían
pensamientos morbosos. “¡Humm! que bello trasero tiene esa chica”. “Ese
desgraciado si tiene suerte” –Pensaba,
rumiando sus palabras en el sigilo de su boca cerrada.”Mañana tengo que
cobrarle al hijo de p…, tiene meses sin pagarme”-proseguía mientras caminaba lentamente.
“Qué rica está la mujer de mi compadre,
cuando él se vaya la invito”. “¡Ah vieja ridícula, será que no se ve en
un espejo!”. Distraído en sus lujuriosos y torpes pensamientos le llegó su
momento. “El cuerpo de Cristo” - dijo solemnemente el sacerdote. Tragó su ostia
y contestó convencidamente -“Amén”.
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