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martes, 11 de septiembre de 2018

La otra Vida. Micro relato



Llevaba mucho tiempo según él  en ese lugar, aunque era un sitio cálido, generoso y acogedor, sentía que tenía que partir. Su hermano, en su silencio, compartía la misma opinión. Era tiempo de buscar ruta hacia una nueva vida. Era difícil salir de allí, pues lo tenían todo. Algo instintivo, inexplicable, los obligaba a salir de su mundo, el mundo que los vio nacer, que los ayudó a transformarse en lo que hoy eran, unos seres humanos llenos de potencialidad, con un futuro incierto pero atractivo, irresistible, sediento de aventuras y retos que tendrán que asumir apenas llegaran a su destino. -No fue fácil vivir en este lugar- pensaba él mientras observaba a su hermano moverse perezosamente, acomodándose para su partida, sabían que se irían pero aún no sabían cómo. Era necesario hacerlo, ese lugar ya no era apto para ellos, pues necesitaban más, su ambición por una vida nueva los impulsaba sin cobardía a dejarlo sin ningún tipo de contemplaciones, estaban firmemente decididos.



Pero, de repente les embargó la nostalgia, allí en ese lugar donde jamás estuvieron solos, en donde sufrieron una transformación fundamental, en la cual comprendieron que alguien muy poderoso los cuidaba,  y que disfrutaron de una sensación de ternura que nunca los abandonaba, desde otro mundo los amaban, los cuidaban y los vigilaban. Dios Todo Poderoso los invitaba a que fuesen valientes y disfrutaran de esa nueva vida que se les brindaría apenas llegasen a su destino. Muchos, antes que ellos, han hecho lo mismo. No hay por qué tener miedo. Saben que los están esperando con los brazos abiertos. Los dos comenzaron a sentir un frío repentino, el miedo se apoderó de ambos ante la incertidumbre de una luz enceguecedora que veían en una especie de túnel  el cual atravesaban tomados por una fuerza repentina que los sujetaba por sus piernas, su hermano gritó primero, y lo oyó que lloraba inconsoladamente, su miedo iba creciendo en la medida que era arrastrado sin piedad hacia esa luz resplandeciente, sintió un frío helado que corría su cuerpo y algo lo cubría arropándolo de manera inesperada.





-Muy bien_ dijo el doctor mientras le señalaba a la enfermera la balanza para pesarlos y la cinta para medirlos.—Son dos hermosos bebés-  exclamó satisfecho. Ahora están en  otra vida.


ALÍ HERNÁNDEZ ABRAHAN

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