Llevaba
mucho tiempo según él en ese lugar,
aunque era un sitio cálido, generoso y acogedor, sentía que tenía que partir.
Su hermano, en su silencio, compartía la misma opinión. Era tiempo de buscar
ruta hacia una nueva vida. Era difícil salir de allí, pues lo tenían todo. Algo
instintivo, inexplicable, los obligaba a salir de su mundo, el mundo que los
vio nacer, que los ayudó a transformarse en lo que hoy eran, unos seres humanos
llenos de potencialidad, con un futuro incierto pero atractivo, irresistible, sediento
de aventuras y retos que tendrán que asumir apenas llegaran a su destino. -No
fue fácil vivir en este lugar- pensaba él mientras observaba a su hermano
moverse perezosamente, acomodándose para su partida, sabían que se irían pero
aún no sabían cómo. Era necesario hacerlo, ese lugar ya no era apto para ellos,
pues necesitaban más, su ambición por una vida nueva los impulsaba sin cobardía
a dejarlo sin ningún tipo de contemplaciones, estaban firmemente decididos.
Pero,
de repente les embargó la nostalgia, allí en ese lugar donde jamás estuvieron
solos, en donde sufrieron una transformación fundamental, en la cual
comprendieron que alguien muy poderoso los cuidaba, y que disfrutaron de una sensación de ternura
que nunca los abandonaba, desde otro mundo los amaban, los cuidaban y los
vigilaban. Dios Todo Poderoso los invitaba a que fuesen valientes y disfrutaran
de esa nueva vida que se les brindaría apenas llegasen a su destino. Muchos,
antes que ellos, han hecho lo mismo. No hay por qué tener miedo. Saben que los
están esperando con los brazos abiertos. Los dos comenzaron a sentir un frío
repentino, el miedo se apoderó de ambos ante la incertidumbre de una luz enceguecedora
que veían en una especie de túnel el
cual atravesaban tomados por una fuerza repentina que los sujetaba por sus
piernas, su hermano gritó primero, y lo oyó que lloraba inconsoladamente, su
miedo iba creciendo en la medida que era arrastrado sin piedad hacia esa luz
resplandeciente, sintió un frío helado que corría su cuerpo y algo lo cubría
arropándolo de manera inesperada.
-Muy
bien_ dijo el doctor mientras le señalaba a la enfermera la balanza para
pesarlos y la cinta para medirlos.—Son dos hermosos bebés- exclamó satisfecho. Ahora están en otra vida.
ALÍ
HERNÁNDEZ ABRAHAN
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