A esa edad cuando tragábamos amor sin saberlo,
con tesón ni desmedro,
en la oscuridad del mundo materno.
A esa edad sin colores de vientos
Y olores de aspavientos.
A esa edad de cruces y caminos
Con destinos y desatinos.
Sin sustos ni comidillas.
A esa edad de chismes y comentarios,
Vanidades estúpidas,
Engalanaban el calendario.
Soles, solos, tristes y eternos.
Brisas de sentimientos,
Dolores sin remordimiento.
A esa edad que todo lo puede,
Todo lo sabemos,
arrogancia sin decencia.
A esa edad de dudas y verdades,
Preguntas incontestables,
de aburridos saberes.
A esa edad de amigos inservibles y
De entrañables invisibles.
Vives de recuerdos de aromas
y música de amapolas
que pintan el alma,
sin saber de dibujos y tramas.
A esa edad, de cuerpo cansado
A esa edad, la que recuerdas
de vida apasionada,
De playas con olas enamoradas
y montañas de verdes atardeceres.
En aquel lugar bonito,
Rodeado de gente empática
que lloraba de risa,
contigo, tu alma y tu prisa.
A esa edad amigo mío,
Sentirás lo que te digo,
Solo a esa edad
que vivirá siempre conmigo.
Alí Hernández Abrahan
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Estimado lector, tu comentario siempre es bien recibido. Las opiniones emanadas son importantes para quienes escribimos, además de resultar un aliciente para este trabajo que disfrutamos en ofrecerles. Gracias .