
Se acabó la teoría, ahora trataríamos de buscar un grupo que se incorporara en nuestro proyecto de contactarnos con seres superiores de otra dimensión o planeta.
Comenzamos a contarles a todos nuestros amigos todo sobre la información recibida en la conferencia a la que habíamos asistido, de manera que se motivaran y nos ayudaran para formar un equipo de 4 ó 5 personas para así obtener la mayor energía psíquica y proyectar nuestras vibraciones con fuerza hacia el espacio esotérico, ya que nuestro contacto debe ser, al principio de tipo espiritual-mental.
Armando al principio me acompañó y participó en algunas meditaciones, no sabría decir cuántas, pero que por supuesto no habíamos logrado nada. Al tiempo se separó, ya que se le presentaron oportunidades de estudio en el exterior a través de una beca Gran Mariscal de Ayacucho, que para esa época era una posibilidad real de estudio, Armando se casó y se fue, perdiendo a mi compañero y amigo en estas vicisitudes.
Al principio mi entusiasmo fue muy grande, y estaba alentado a seguir, por que en realidad el avistamiento de ovnis me había impactado enormemente.
En las primeras meditaciones me acompañaron algunos primos y amigos, incluyendo a mi compadre Octavio, pero poco a poco las personas iban desincorporándose porque en realidad se dormían durante la meditación, los ronquidos de algunos despertaban a los que ya estaban en un profundo sueño. La verdad es que no es fácil mantener la mente en blanco y a la vez concentrarse para no dormirse, pasaron alrededor de un mes y yo seguía propagando entre mis amigos la idea de que me acompañaran, pero más pudo el sueño que la constancia.
Ya muy desanimado, una noche fui a visitar a mis amigos Rubén y María Josefina Riera, que vivían en la misma Urbanización.A María J. la llamamos cariñosamente la Nena, ella estudiaba conmigo en el pedagógico y juntos nos íbamos en mi carro todos los días a clases.Aquí tengo que detenerme un momento , porque debo decir que ellos fueron muy buenos amigos, diría, amigos muy especiales, durante toda mi carrera universitaria la casa de Los Riera fue el lugar de reunión para estudiar y pasarla bien entre amigos.
Ambos son hijos del recordado Maestro Rodrigo Riera, que hoy día forma parte del acervo cultural de la música en Venezuela, este Caroreño fue junto a Alirio Diaz uno de los mejores guitarristas del mundo, y Dios me concedió la gracia de conocerlo y ser su amigo, porque tuve con él largas charla sobre política que al siempre le gustaba comentar. Doña Julita su esposa una gran mujer española que nos recibía con una sonrisa amable en su rostro que indicaba su sincera hospitalidad. Allí en esa casa acogedora, se reunían los amigos y compañeros de estudio de Rubén y nosotros.
Ambos son hijos del recordado Maestro Rodrigo Riera, que hoy día forma parte del acervo cultural de la música en Venezuela, este Caroreño fue junto a Alirio Diaz uno de los mejores guitarristas del mundo, y Dios me concedió la gracia de conocerlo y ser su amigo, porque tuve con él largas charla sobre política que al siempre le gustaba comentar. Doña Julita su esposa una gran mujer española que nos recibía con una sonrisa amable en su rostro que indicaba su sincera hospitalidad. Allí en esa casa acogedora, se reunían los amigos y compañeros de estudio de Rubén y nosotros.
Esa noche, les conté con todo con lujo de detalles, y Rubén, que siempre le había llamado la atención lo esotérico, aceptó la invitación a intentarlo. Otros amigos que allí se encontraban también acogieron entusiastamente nuestra propuesta, entonces el grupo nuevo estuvo formado por: Rubén, La nena, Laura Flores, Andrés (hermano menor de Rubén), Rafael Ojeda y yo.
Comenzamos al día siguiente y nos propusimos hacerlo todos los días a las 10 de la noche cuando ya nos hubiésemos desocupados de nuestros deberes universitarios.
Al principio nos reuníamos en la biblioteca de la casa, la cual era espaciosa y ofrecía cierta privacidad. lo malo era que una de sus ventanas daba hacia la calle y a veces los niños de los vecinos jugaban y molestaban con sus gritos.
A pesar de esas pequeñas incomodidades estuvimos allí cerca de dos semanas. Todos los días como un reloj, llegábamos a las 10, ninguno faltaba, apagábamos las luces y comenzábamos con el mantra "Amsala Potala", hasta que nos quedábamos en completo silencio, apenas escuchábamos nuestra respiración y los grillos del jardín; de vez en cuando un automóvil pasaba, pero no nos perturbaba para nada.
Se suponía que uno de nosotros en cualquier momento iba a comenzar hablar cuando se diera el contacto telepático, según lo que había indicado el Ing. Castillo. Andrés, se le prendió el bombillo e hizo una observación,: !Epa¡ y si alguien habla ¿quién va a anotar lo se diga?, !Cierto¡ respondió Rafael, entonces Andrés se levantó y buscó una grabadora con casette virgen de 60 minutos. La colocó en el centro del círculo que habíamos formado al sentarnos alrededor en posición de yoga con las manos sobre las rodillas y los dedos pulgar e índice tocándose suavemente.
Se suponía que uno de nosotros en cualquier momento iba a comenzar hablar cuando se diera el contacto telepático, según lo que había indicado el Ing. Castillo. Andrés, se le prendió el bombillo e hizo una observación,: !Epa¡ y si alguien habla ¿quién va a anotar lo se diga?, !Cierto¡ respondió Rafael, entonces Andrés se levantó y buscó una grabadora con casette virgen de 60 minutos. La colocó en el centro del círculo que habíamos formado al sentarnos alrededor en posición de yoga con las manos sobre las rodillas y los dedos pulgar e índice tocándose suavemente.
Con los ojos cerrados y tratando de concentrarnos en la entreceja, se me aparecía una especie de luz azulada que iba y venía sin control, yo trataba de mantenerla pero era imposible someterla a mi dominio. La hora que habíamos fijado como máximo para nuestro ejercicio pasaba volando, por lo cual poco a poco nos íbamos acostumbrando.
La rutina diaria comenzó a pasar de entretenida a aburrida, ya que todos los días nuestras esperanzas de realizar un contacto se iban alejando. Una noche, al terminar la meditación, como siempre acostumbramos, colocábamos la cinta para oírla porque nos había parecido que dentro de la habitación se produjeron unos ruidos extraños y queríamos ver si se habían grabado para poder definir su origen. Andrés procedió a rebobinar la cinta y la comenzamos a escuchar mientras conversábamos, !Sorpresa¡ Andrés gritó: !escuchen¡ todos pusimos atención y nos acercamos mucho más al aparato. Se oía una voz gangosa, no muy clara, el volumen fue aumentado a su máxima capacidad, y logramos escuchar que decía: Yooo looos aaaamo..., la frase terminaba abruptamente.
Todos nos miramos como inseguros y escépticos, no nos parecía real la voz, le dijimos a Andrés que la volviera a colocar y escuchamos claramente de nuevo la frase. Aún al recordarme de aquello, la carne se me pone de gallina por la emoción, pues era la primera manifestación después de un mes y pico de meditación continua.
Todos nos miramos como inseguros y escépticos, no nos parecía real la voz, le dijimos a Andrés que la volviera a colocar y escuchamos claramente de nuevo la frase. Aún al recordarme de aquello, la carne se me pone de gallina por la emoción, pues era la primera manifestación después de un mes y pico de meditación continua.
La emoción era demasiada, No podíamos creerlo, empezamos a sospechar que era Andrés quien nos quiso hacer una "Jugada", pero nos juró y prometió por lo que más quería que él no había hecho nada con la cinta. Luego nos entró una duda en cuanto a lo que decía la voz, y le llevamos la cinta a varias personas sin decirle que decía, ni cómo habíamos obtenido la grabación. Las personas coincidieron en la misma frase.
Al final resolvimos con mayor entusiasmo seguir meditando y revisar la cinta antes de ponerla a grabar. Ya la casa de los Riera no no resultaba segura pues las interrupciones fueron aumentando por diversas causas. Así que Rafael Ojeda ofreció su casa, que resultó perfecta porque él vivía solo, y estaba ubicada en la Urbanización La hacienda que se encuentra a la mitad de la intercomunal Barquisimeto-Cabudare, y en aquella época prácticamente estaba desolada y casi no había tráfico de vehículos.
De manera que desde ese momento las meditaciones empezaron a tomar otro cariz diferente...empezamos a acercarnos a lo desconocido...
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