
La soledad humana , es un tema repetitivo en la poesía y en la narrativa universal, cientos de escritores le han dedicado millones de líneas para describirla de una única forma que se puede hacer: "Subjetivamente".
Para unos es un estado de ánimo que buscan, en donde se sienten a gusto, cómodos, diríamos que hasta disfrutan de una libertad, ellos gozan su aislamiento, y lo aprovechan al máximo. En cambio otros, poco a poco se van alejando, porque nadie los comprende, sienten que todos los rechazan, se amargan la vida, volviéndose ermitaños que van pudriendo su espíritu encerrado en sus odios y rencores.
Pero, existen otros seres especiales que se encuentran aislados, puros, incontaminados, cuya inocencia espiritual los mantiene en la contemplación de la vida, como ángeles custodios de los demás, a pesar de que están entre la bulla que aturde los sentidos, no se desesperan, y su rostro incólume solo muestra paz y sosiego.
Hace mucho escribí una poesía cantándole a esa soledad, a ese ser que la disfruta y a veces teme compartirla, no por egoísta sino por precavido. Espero me perdonen por mi impertinencia al querer mostrarles algo de mi obra poética.
SOLEDAD
En el monte seco de estériles tierras,
posaba callada la zarza de flores,
triste estaba por su belleza alejada,
al no sentir compañía,
pobre flor rajada de nostalgia,
lloraba su desdicha de vivir en el monte alejado,
que no pretendía retenerla...
Pasaron los años en el paraje íngrimo,
olvidando sus penas de soledad,
Un pastor sin rebaño pasó por el camino olvidado,
viendo la flor encantada,
posó sus ojos en ella
Y observando su extraña belleza
exclamó perturbado:
Soy loco profeta sin versos ni cantos,
soy pastor de brisas y vientos,
soy carpintero de fantasías de ensueños,
Soy marido sin esposa,
Soy copa sin vino, panal sin miel,
estrella sin cielo.
!Oh¡ Flor loca creciste sin agua,
eres esperanza madura del monte árido y seco,
Sé mi alimento del alma turbada
permíteme arrancarte de esta miseria alejada.
Con sus manos grasientas, tan toscas
acarició el cuerpo de ella,
Díjole la flor embrujada al hombre de ideas raras:
Escucha insensato mi llanto,
soy pura y bella,
porque soledad ha sido mi compañera,
silencio mi testigo, calma mi vivienda,
no he conocido Hombre
y soy virgen de algo.
No me lleves con los Hombres
pastor sin rebaño,
déjame con mi belleza,
mi monte alejado...
siembra tu propia flor
en tu alma sin amo...
Alí Hernández Abrahan
Adoro la soledad que me permite conocerme, y que permite que construya esa calle de doble vía que son mis escritos, mediante los cuales me comunico con muchas personas. La soledad que aísla, la soledad egoísta que algunos se imponen, no permite que disfrutemos de los "solitarios" y de lo que Dios les ha dado (caso de la flor en tu poema).
ResponderBorrarGonzalo
Realmente estoy muy agradecida contigo que profundo y hermoso.Imáginate...la soledad llega a ser comunicación:creo que permite la más importante de las compañías NOSOTROS MISMOS y así poder ser originales y auténticos con los demás,,,o al menos intentarlo.Gracias Alí por tus reflexiones...
ResponderBorrarGracias, primo, por ese nuevo momento de soledad que he disfrutado, KKYO
ResponderBorrarMuy agradecido por sus gentiles e interesantes comentarios,esta retroalimentación es la que nos permite a los escribimos en un blog, seguir motivados a proporcionarles a nuestros amables lectores nuestro esfuerzo intelectual para que se abra el diálogo que tantas veces nos hace falta a todos.De nuevo, muchísimas gracias.
ResponderBorrarProfe que lindo poema!!! No hay cosa mejor que una soledad tranquila, pura y llena de autorrealización ¿cuándo publica su libro?
ResponderBorrarRebecca
Cuando el destino nos alcance, o sea, cuando Dios disponga. Gracias por tus comentarios Rebeca, sé que te gusta la poesía y tú también tienes alma de poetisa.
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