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lunes, 23 de marzo de 2009

Capitulo 9 ¿Contactos invisibles?



Seguía pasando el tiempo y yo me dedicaba a mis estudios y a mi negocio, pero no dejaba de practicar la meditación, en cierta forma me ayudaba a mejorar mi concentración; continuaba recibiendo imágenes o pensamientos que traducía en mensajes que me iban orientando en mi desarrollo espiritual. Debo decir que en aquél tiempo comencé a escribir un cuento largo o pequeña novela que de algún modo yo la relaciono con esto, puesto que la escribía casi automáticamente, el argumento prácticamente yo no lo pensaba y fluía fácilmente, escribía rápidamente
Sin tener oportunidad inclusive de corregir errores de sintaxis u ortográficos. El Título de la misma parecía un chiste “Viva La P.E.P.A”, al principio hasta a mí se me antojaba de excéntrico, porque en realidad no sabía su significado, hasta que casi al final se me revela, y era “Viva La Población Escogida Para Amar”

Igualmente escribía poemas y versos, que poco a poco los iré presentando y que fueron publicados en un librito muy modesto, por la facultad de Ciencias Administrativas de La Universidad Yacambú de Barquisimeto, cuando trabajaba como Coordinador de Trabajos de Grado de la misma, gesto que agradecí a el decano de aquel entonces Dr. Eustiquio Aponte, quien quiso en mi honor hacerme este regalo por lo que consideraba un premio a mi “talento”. Bueno uno nunca sabe cuando recoge su cosecha. El Librito lo titulé “Sentimientos Mozos”, ya que escribí la mayoría de ellos cuando cursaba mi carrera universitaria.

Una noche de esas en las que acostumbraba caminar por mi urbanización, sentí la necesidad de observar el cielo, y vi de repente un objeto luminoso, muy alto, que se desplazaba rápidamente, de repente se paró por unos segundos y cambió vertiginosamente de dirección. Me daba la impresión que me seguía. Apuré el paso para llegar pronto a mi casa para ver si lograba verlo mejor con unos binóculos que tenía. El objeto seguía allí desplazándose pero como al ritmo de mi paso apresurado. Al llegar a mi casa ya había desaparecido. Ya era tarde, como aproximadamente las 12 de la noche. Entré sigilosamente para no despertar a nadie. Cuando entré a mi cuarto y prendí la luz me llevé una sorpresa, mi hermano menor Roger, que para ese entonces tendría unos 10 años aproximadamente, estaba durmiendo en mi cuarto en una camita de campaña, no me acuerdo la razón, creo que teníamos un huésped y le habían dado su cuarto, mi hermanito se despertó y se sentó, al verme dirigió su mirada no hacia mí, sino hacia mi costado derecho y me dijo: “Alí ¿quién es ese señor que está a tu lado?. Yo me volteo pero no veo a nadie, ¿quién? Le contesto. – ¡Ese señor que se está sonriendo¡ Yo le observaba su mirada, y ciertamente parecía que estaba viendo a alguien. De pronto se sonrío y con la misma se volvió a acostar y quedar profundamente dormido. Ese episodio, bastante extraño me dejo pensando si en realidad lo que tuvo mi hermano fue un sueño o ese hecho tuvo una relación con el objeto que había visto a penas unos minutos antes. Al día siguiente le comenté a mi hermano sobre el asunto y me dijo que sí que había un hombre con una sonrisa muy amable a mi lado, y de aspecto amigable. Él como creyó que era un amigo mío que venía conmigo, luego le dio mucho sueño y se volvió a acostar. No sé si después de tantos años el recuerde algo sobre este hecho.

Pasan los días, y otra noche sucede algo muy extraño, estaba durmiendo en mi cuarto, solo, y de repente escucho un ruido agudo como el de una sirena, el sonido penetraba fuertemente en mis oídos, abrí los ojos y traté de incorporarme para ver por la ventana, el sonido cesó de repente, y al tratar de ponerme de pie me encontré inmovilizado, parecía que alguien o algo me sujetaba y no me dejaba moverme. En realidad era algo inexplicable, estaba como paralizado, incluso no podía mover mi cabeza, solo mis ojos podía abrirlos y moverlos.

Me asusté muchísimo, me entró pánico al pensar que se habían metido ladrones en la casa. Mi cuarto estaba situado en el segundo piso, y mi ventana no tenía cortinas, pues era de romanillas de madera las cuales siempre mantenía semi-abiertas para que entrara la brisa, pero también entraba la luz del poste de la calle que estaba al frente de mi casa, de manera que mi cuarto estaba iluminado en parte con la luz que se colaba entre las rendijas. Yo estaba acostado mirando hacia el closet en donde se reflejaban las sombras y era lo único que mi vista alcanzaba, de manera que me fijé en ellas y podía ver la sombra de dos individuos detrás de mí que se movían lentamente. El corazón casi se me paraliza y traté de gritar pero tampoco pude.
De pronto sentí que uno de ellos se me acercaba al oído y me susurraba unas palabras, me dice varias cosas que apenas lograba entender. En realidad no le presté atención porque el miedo a que les hiciesen daño a mis padres o a mis hermanos crecía. Prácticamente yo era el hombre de la casa, mi papá estaba muy enfermo del corazón y cualquier episodio de esta naturaleza podía matarlo. El ruido de sirena volvió, creo que hasta mucho más fuerte y agudo que antes. Pasaron unos segundos y cesó de repente. De pronto sentí que me podía mover y me paré como un resorte a revisar toda la casa. Me llevé un bate de béisbol que guardaba como arma para casos como éste, recorrí con cuidado cada rincón, vi. que todos estaban profundamente dormidos. Revisé las puertas y las ventanas del piso de abajo, todo estaba normal, mi perro “king” estaba tranquilo. Mi corazón agitado comenzaba a tranquilizarse, mi respiración poco a poco volvía a su ritmo. Mi mente comenzaba a procesar todo lo sucedido. ¿Sería un sueño? ¿Tan real? ¿Qué fue lo que me dijeron?
¿Quiénes eran esos tipos?
A la semana me llama por teléfono Victoriano. – Alí, has sido seleccionado para que vayas a la reunión en Caracas con Hugo Blanco- me dijo emocionado. ¿Qué? ¿Con Hugo Blanco? –Le contesté extrañado.
Sí con el mismo, es que él tiene contactos de tercer tipo con alienígenas de las pléyades y están interesados en algunos contactados, y según la última reunión de meditación entre ellos estás tú. - ¿Yo? ¿y eso?- le dije asombrado y como dudoso de lo que me decía- Bueno, mejor te explicará él cuando estemos allá.- En seguida me dio la dirección, de la cual solo recuerdo que era cerca de la urbanización Montalbán el nombre no lo recuerdo, pero sí el nombre de la quinta “Moliendo café”.
El viaje era para el fin de semana que se aproximaba. No tenía mi carro para ese momento y entonces convencí a mi primo Álvaro que me llevara en la camioneta de su papá. Le dije lo que me había pasado y lo motivé también por que su hermana Alicia que estaba estudiando en Caracas estaba de cumpleaños y los iba celebrar con su novio y su prima Rosalba en el Hotel Macuto Sheratoon. De manera que se entusiasmó y nos fuimos.

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