
La noche se hizo larga, daba vueltas incesantes en mi cama esperando con ansias el amanecer. Por mi cabeza pasaba todo tipo de pensamientos, ¿Victoriano estaría involucrado?, ¿quién más podría estar?. En fín ya mi mente se situaba en el juego de la sospecha, cualquiera podría ser, el Sr. Blanco o tal vez el escurridizo Coronel Mostaza.
Así flotando entre el sueño y moviendo las piezas del tablero, mi desvelo se hizo corto, de repente sin casi darme cuenta, las primeras luces de la mañana empezaron a invadir mi cuarto, como resorte salté de la cama y me dispuse a prepararme para partir inmediatamente a la casa de mi primo Álvaro para contarle lo sucedido y me llevara en su "pepita" hacia " la escena del crimen".
Lo llamé por teléfono y le conté lo ocurrido, tan pronto colgué, salí a esperarlo ansiosamente. Partimos hacia la campiña, calculo que serían las 7.30 de la mañana, la carretera estaba solitaria, por el camino le relaté con detalles todo lo que había pasado la noche anterior. Muy distinto me pareció todo, la luz tempranera era espléndida, el terreno en forma de herradura me parecía aún más grande, nos bajamos de la camioneta con precaución, pues avistamos un carro estacionado entremetido en el camino angosto y el monte lo tapaba camuflajeándolo, nos pareció extraño,

Entonces viniste a investigar igual que nosotros, pero te nos adelantaste, seguro que madrugaste,- le dije para seguir intimando el encuentro- Sí , así es, me vine con ellos para que me ayudaran, cuando los vimos nos asustamos, pues creímos que eran los dueños de estos peroles que encontramos. -¿Qué son esos peroles?- le pregunté- Son evidencias del engaño que nos estaban preparando pero que al parecer no terminaron de implementar, diciéndonos eso comenzó a desenrollar el plástico trasparente y vimos como tomaba una forma redonda, como de unos 6 metros de diámetro, cocida con nylon trasparente, al parecer era una especie de globo esferoidal, cuando terminó de expandirlo en el suelo no cabía duda sobre lo que iba a representar, !un platillo volador¡, examinándolo detalladamente vimos una válvula para inyectarle aire e inflarlo y en el centro una especie de gancho como para sujetarlo. Inmediatamente le dije..-Pero ¿Cómo pensaba volar semejante armatroste? Bueno, ven para mostrarte,- me contestó al tiempo que empezó a caminar hacia el caminito lleno de monte que no pudismo seguir la noche anterior. Recorrimos unos treinta metros aproximadamente, cuando nos desviamos hacia una angosta quebrada seca, que formaba una pequeña hondonada que nos hizo bajar un metro del nivel del camino, parecía una trinchera de aquellas que construían en la Primera Guerra Mundial, allí se encotraban un cilindro de gas, igual o semejante a los usan para el oxígeno, pero era de gas Helio , el mismo que usan para inflar los globos de las fiestas y "floten" para la delicia de los niños. Al lado del mismo, estaba un carrete de hierro grande y pesado, con un cable enrollado de nylon transparente, parecido a los que se usan para recoger las mangueras de regar el jardín, además pude observar que en el terreno estaban desperdigadas unas cajas pequeñas con figuras, y cartones con plásticos iguales a los que guardan aparatos. Al levantarlos y leer lo que tenían timbrado, me enteré que pertenecía a alarmas sonoras móviles o portátiles- eso explicaba el ruido semejante a una sirena de ambulancia que habíamos escuchado, otro pertenecía a linternas de colores para emergencias, parecida a los que colocan los policías en los carros de los detectives, cajitas de otra índole que estaban llenas de escarchas plateadas, en fin teníamos suficientes pruebas, mi amigo había sido precavido y había tomado los objetos con pañuelos para no dejar sus huellas, de manera que pudiéramos detectar la de los responsables. Él tenía un hermano que trabajaba en la Policía Técnica Judicial, antigua P.T.J, y le iba a pedir el favor de tomar las huellas.
En las cajas que cargaban sus amigos estaban unas cartulinas, tijeras y medias de nylón, todo ese material encontrado en el mismo sitio donde estaba el cilindro, pero el colmo de la estupides fue que habían dejado una factura con la descripción de algunos de los objetos hallados, el plástico era de los que se usaban en ese entonces para forrar los asientos de los automóviles, sobre todo de los taxis y autobuses, material muy utilizado por los tapiceros. Principal sospechoso: El Misterioso Eduard.
Mi amigo y yo quedamos en ir a la casa de Victoriano y pedirle una reunión con la mayoría de los presentes en "El encuentro". Pero él los visitaría de sorpresa para tomarles las huellas a Victoriano y toda su familia, claro sin dejar atrás a Eduard. De esa manera contaríamos con suficientes elementos de juicio para ir atando cabos sueltos y dar con los criminales.
Ese mismo día yo visitaría a Victoriano para hablarle sobre todo lo que habíamos encontrado. Veremos que cara pone, ¿inocente o culpable?