N° de visitas a este blog

martes, 8 de noviembre de 2016

"AMOR ENTRE DIENTES " (Continuación)







Mi boca temblaba y se acercaba a sus labios carnosos y provocativos, cuando ella sonrío complacida y pude apreciar sin desperdicio la totalidad de su dentadura, de manera frontal sin anestesia vi la cosa más fea jamás pensada, ¡Le faltaba el diente incisivo izquierdo! , cosa que nunca imaginé ni habría esperado, que tan hermosa boca abrigara semejante vacío. ¡Coño! De repente ese "pequeño detalle" hizo que mi virilidad huyera despavorida, mi rostro debió mostrar asco o algo parecido, porque Carmen transformó sus ojos al darse cuenta de mi desagrado y cara de terror.

Aprovechó que tenía mi mano entrelazada aún a la suya para aprisionar mis dedos sin compasión, volteándolos con intención malévola de fracturarlos. El dolor provocó en mí un alarido con tonos graves de horror; me miró fijamente, sus ojos ya no resplandecían de belleza, sino de un fuego de odio que calcinó mi alma, enterrando mi amor efímero pero potente y soñado; en fin, quedó hecho cenizas. Por mi mente se entrecruzaban mil pensamientos. Adiós amor de mis amores reina mía que dejaste de quererme, culpable fue tu diente, cuando tenga dinero te llevaré al odontólogo, para que te arregle ese pequeño pero importante detalle. Seguía entre mis pensamientos locos. ¡Qué tristeza, le faltaba un diente y le sobraban gracias!


Al terminar mis reflexiones de despechado, que me habían distraído de la amarga realidad, sentí un ruido tras de mí, al voltearme, estaba Carmen fuera del auto con una piedra en la mano que apenas podía sujetarla bien con sus dedos finos y largos, me la lanzó cual pitcher hacia home, estrellándose en mi "enrejada dentadura" que se abolló dejando salir mi preciado diente incisivo derecho. Aturdido, me asomé al espejo retrovisor, al verme no pude evitar sonreír como tonto, mi boca presentaba el mismo vacío que la de Carmen, así que supuse ya no era un obstáculo para mi amor desdentado.


Escupí el diente roto y arrojé un poco de sangre. Carmen, impávida, me observaba desde afuera, ella me esperaba con otra piedra. Salí del carro y la tomé entre mis brazos. Ella se dejó sin apartar su vista de mi boca. La besé, la volví a besar y mi diente incisivo izquierdo entró en su vacío derecho y su diente incisivo derecho se colocó en mí vacío izquierdo cual pieza de rompecabezas. Henry nos miraba extrañado, y nos dijo: - La verdad que el amor no sabe si lo encuentran a fuerza de pedradas o a ritmo de dentaduras melladas - Nos dejó solos con nuestros besos de "Lego", por fin el sueño de todo adolescente, encontré mi amor desdentado, mi amor compensado,...! mi amor entre dientes¡.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Estimado lector, tu comentario siempre es bien recibido. Las opiniones emanadas son importantes para quienes escribimos, además de resultar un aliciente para este trabajo que disfrutamos en ofrecerles. Gracias .